La Cala Vigatà es una tranquila playa, rodeada de vegetación y sin apenas ninguna construcción en los alrededores. Tiene una longitud de 120 metros por unos 15 de anchura. Está formada por arena y, sobre todo, por rocas, de manera que no resulta excesivamente cómoda. No dispone de ningún tipo de servicio, por lo que suele estar poco frecuentada. Para acceder a la playa hay que tomar el camino de ronda que parte de la playa de Sant Feliu y descender por una larga escalinata. En el camino se pueden descubrir bonitas calas rocosas, como Tetuan, Els Penjats o Port Salvi. También se puede acceder a la ermita de Sant Elm, donde hay un mirador que ofrece una excelente panorámica que abarca desde Begur hasta el cabo de Tossa.